EDITORIAL: Seix Barral
AÑO: 1982
NÚMERO DE PÁGINAS: 271
Esta
es otra alocada historia de Eduardo Mendoza, escritor barcelonés, protagonizada por su peculiar
detective que es un interno de un manicomio que está chiflado por la
Pepsi-Cola.
En esta ocasión,
mientras se dedicaba a cumplir la misión impuesta por el doctor Sugrañes, de
capturar las cucarachas que plagaban los rosales del médico, junto con Pepito
Purulencias, es secuestrado por su viejo conocido el comisario Flores, para
cumplir una misión más importante en favor de la patria.Esta misión, que debería ser corta y sencilla, se complica en una espiral de despropósitos infinita que van desenmarañando -o quizá liando- el detective y los personajes que le acompañan en su peregrinar para conseguir la solución de un caso que parece irresoluble, algunos de ellos conocidos de su anterior libro “El misterio de la cripta embrujada”, como su hermana Cándida o el doctor Sugrañes, y otros que aparecen en esta novela, nuevos y variopintos compañeros.
Es una caricatura de una novela de misterio, que gustará a cualquier tipo de lector/a. Es muy divertido pero a la vez bastante absurdo. Contiene un vocabulario muy rico y su forma de narrar es muy original. El protagonista os atrapará con sus peripecias, aunque puede que el final os desconcierte…
Julen Mayo
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